Comenzando en diciembre de 2021, y luego repetidamente en este año 2022, estuve metido en las kilométricas, cuasi deserticas y fantasmagóricas dunas pegadas al mar en el kilometro 314 de la ruta 11, en la costa atlántica Argentina. El mar y las dunas, siempre una combinación fantástica. Buscando siempre las distintas perspectivas y texturas. Trabajo que nunca esta terminado ni es el mismo, dado el constante movimiento de las dunas generado por el viento.
Aquí también, todos los días esperaba encontrarme con esa sensación de salir a caminar tranquilamente por ellas, dejándome llevar sin tiempos, más bien hacia el atardecer o al amanecer, aprovechando mucho la luz de esas horas del día, en una experiencia que nos sumerge en la búsqueda de más y más formas y texturas. Que en chico o pequeña escala nos transporta o nos parece estar en algún desierto enorme, o en el mismo Marte.